Jugando un poco con las técnicas de representación, me encontré con las crayolas.
En realidad todo comenzó cuando estaba dando un taller de dibujo para niños, y siempre llevo crayolas, son baratas, moldeables y no se sacan los ojos tan fácil como con lápices de color.
En el taller mientras todos hacían su trabajo, yo también me puse a dibujar y colorear y me di cuenta de la humildad y cercanía de este material.
Les saqué una buena punta con mi navaja y observé como son geniales para rellenar espacios grandes y bocetar de forma rápida y concreta en un segundo.
Se pueden mezclar colores, y tienen un acabado muy limpio y original, similar al de los lápices de color, nada más que más rápido y espontáneo.
Ahora siempre en mi mochila o a donde vaya llevo mi libreta de dibujo y mis crayolas.
Aquí les dejo algunos dibujos que hice aquél día y otros que hice después.
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